domingo, 6 de junio de 2010

Diamantes.

La luna se esconde avergonzada detrás de aquellas nubes pues ni ella logrará iluminar tanto la noche como tú.

Mi pequeña princesa, déjame cerrar los ojos y toma mis manos lentamente pues esta noche usted será la guía ya que a tu lado no puede existir la melancolía.

Simplemente camina junto a mí y deja tus problemas atrás pues ahora estamos en nuestro mundo y nada ni nadie lo podrá arruinar. Solo relájate y escucha mi voz y siente como llena tu corazón del más puro sentimiento llamado amor.

Que las estrellas que bañan el cielo como diamantes sean testigo del milagro que hoy acá a ocurrido, pues estoy sintiendo amor como nunca antes lo había sentido.

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